VI Domingo de Pascua

4 months ago
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Lectura y Reflexión del VI Domingo de Pascua

Hechos 15:1-29 (COMPLETO)

1Algunos que bajaron de Judea enseñaban a los hermanos: —Si no os circuncidáis según la costumbre mosaica no podéis salvaros. 2Se produjo entonces una conmoción y controversia no pequeña de Pablo y Bernabé contra ellos. Decidieron que Pablo y Bernabé, con algunos otros, acudieran a los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, para tratar esta cuestión. 3Así pues, ellos, enviados por la Iglesia, atravesaron Fenicia y Samaría, narrando detalladamente la conversión de los gentiles y causando gran alegría a todos los hermanos. 4Cuando llegaron a Jerusalén fueron recibidos por la Iglesia, por los apóstoles y los presbíteros, y contaron lo que Dios había realizado por mediación de ellos. 5Pero se levantaron algunos de la secta de los fariseos que habían creído y dijeron: —Es necesario circuncidarles y ordenar que cumplan la Ley de Moisés.

6Los apóstoles y los presbíteros se reunieron para examinar esta cuestión. 7Después de una larga deliberación se levantó Pedro y les dijo: —Hermanos, vosotros sabéis que desde los primeros días Dios me eligió entre vosotros para que por mi boca oyesen los gentiles la palabra del Evangelio y creyeran. 8Y Dios, que conoce los corazones, dio testimonio a favor de ellos, dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros; 9y no hizo distinción alguna entre ellos y nosotros, purificando sus corazones con la fe. 10¿Por qué tentáis ahora a Dios imponiendo sobre los hombros de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros pudimos llevar? 11Nosotros, por el contrario, creemos que somos salvados por la gracia del Señor Jesús, de la misma manera que ellos. 12Toda la multitud calló y escucharon a Bernabé y a Pablo contar los milagros y prodigios que había obrado Dios por medio de ellos entre los gentiles. 13Cuando terminaron de hablar, Santiago contestó: —Hermanos, oídme: 14Simón ha contado cómo desde el principio Dios se dignó elegir entre los gentiles un pueblo para su Nombre. 15Con esto concuerdan las palabras de los Profetas, según está escrito: 16Después de esto volveré y reedificaré la tienda caída de David, reconstruiré sus ruinas y la levantaré de nuevo, 17para que busquen al Señor los demás hombres y todas las naciones sobre las que ha sido invocado mi Nombre. Así dice el Señor, que hace estas cosas 18conocidas desde la eternidad. 19»Por lo cual estimo que no se debe inquietar más a los gentiles que se convierten a Dios, 20sino que se les escriba para que se abstengan de lo contaminado por los ídolos, de la fornicación, de los animales estrangulados y de la sangre; 21porque desde generaciones antiguas Moisés tiene en cada ciudad quienes le predican en las sinagogas cuando le leen todos los sábados.

22Entonces les pareció bien a los apóstoles y a los presbíteros, y a toda la Iglesia, enviar a
Antioquía con Pablo y Bernabé a algunos varones elegidos de entre ellos: a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, destacados entre los hermanos. 23Con ellos les enviaron este escrito: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos, a los hermanos de la gentilidad que viven en Antioquía, Siria y Cilicia: saludos. 24Puesto que hemos oído que algunos salidos de entre nosotros —pero que nosotros no hemos enviado— os han desconcertado con sus palabras y os han llenado de inquietud, 25unánimemente nos ha parecido oportuno elegir a unos hombres y enviarlos donde vosotros en compañía de nuestros queridísimos Bernabé y Pablo, 26hombres que han entregado su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 27Enviamos por lo tanto a Judas y Silas, que os comunicarán de palabra estas mismas cosas; 28porque hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que las necesarias: 29abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de los animales estrangulados y de la fornicación. Obraréis bien al guardaros de estas cosas. Que tengáis salud».

Salmo 66

R. (4) Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.
Ten piedad de nosotros y bendícenos;
vuelve, Señor, tus ojos a nosotros.
Que conozca la tierra tu bondad
y los pueblos tu obra salvadora. R.
R. Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.
Las naciones con júbilo te canten,
porque juzgas al mundo con justicia;
con equidad tú juzgas a los pueblos
y riges en la tierra a las naciones. R.
R. Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos,
que los pueblos te aclamen todos juntos.
Que nos bendiga Dios
Y que le rinda honor el mundo entero. R.
R. Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.

Apocalípsis 21:10-23 (Completo)

10Me llevó en espíritu a un monte de gran altura y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo de parte de Dios, 11reflejando la gloria de Dios: su luz era semejante a una piedra preciosísima, como la piedra de jaspe, transparente como el cristal. 12Tenía una muralla de gran altura con doce puertas, y sobre las puertas doce ángeles y unos nombres escritos que son los de las doce tribus de los hijos de Israel. 13Tres puertas al oriente, tres puertas al norte, tres puertas al sur y tres puertas al occidente. 14La muralla de la ciudad tenía doce pilares y en ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero. 15El que hablaba conmigo tenía una caña de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla. 16El trazado de la ciudad era cuadrado: su longitud era tanta como la anchura. Midió la ciudad con la caña y tenía doce mil estadios; su longitud, anchura y altura eran iguales. 17Midió también la muralla: tenía ciento cuarenta y cuatro codos, según la medida humana usada por el ángel. 18Las piedras de su muralla eran de jaspe, y la ciudad era de oro puro parecido al cristal puro. 19Los pilares de la muralla de la ciudad estaban adornados con toda clase de piedras preciosas: el primer pilar era de jaspe, el segundo de zafiro, el tercero de calcedonia, el cuarto de esmeralda, 20el quinto de sardónica, el sexto de cornalina, el séptimo de crisólito, el octavo de berilo, el noveno de topacio, el décimo de crisoprasa, el undécimo de jacinto y el duodécimo de amatista. 21Las doce puertas son doce perlas. Cada una de las puertas estaba hecha de una sola perla. La plaza de la ciudad era de oro como cristal transparente. 22Pero no vi templo alguno en ella, pues su templo es el Señor Dios omnipotente y el Cordero. 23La ciudad no tiene necesidad de que la alumbren el sol ni la luna: la ilumina la gloria de Dios y su lámpara es el Cordero.

San Juan 14:23-29

23Jesús le respondió: —Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él. 24El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que escucháis no es mía sino del Padre que me ha enviado. 25Os he hablado de todo esto estando con vosotros; 26pero el Paráclito, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todo y os recordará todas las cosas que os he dicho. 27»La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. 28Habéis escuchado que os he dicho: «Me voy y vuelvo a vosotros». Si me amarais os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. 29Os lo he dicho ahora antes de que suceda, para que cuando ocurra creáis.

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