EE.UU. se prepara con tecnología bélica invisible en Pearl Harbor

En la Base Conjunta Pearl Harbor-Hickam en Hawái, la Fuerza Espacial de Estados Unidos lanzó su operación de entrenamiento más ambiciosa hasta la fecha en julio de 2025.

Más de 700 personas, denominadas Guardianes, se unieron a tropas de naciones aliadas para simular batallas en el vasto vacío sobre la Tierra.

Este evento, conocido como Resolute Space 2025, tiene como objetivo prevenir el creciente peligro de ataques invisibles que podrían paralizar las comunicaciones globales sin disparar un solo tiro.

El ejercicio comenzó el 8 de julio y se desarrolló en múltiples zonas horarias, abarcando aproximadamente 50 millones de millas cuadradas. Integró fuerzas de una docena de países, incluyendo socios en Asia, Europa y Australia, para practicar una coordinación fluida.

El objetivo era agudizar las respuestas a las perturbaciones en un entorno caótico, combinando recursos del mundo real con réplicas digitales para lograr la máxima autenticidad.

En los escenarios, un grupo agresor designado imitaba a naciones hostiles lanzando ataques no cinéticos contra redes satelitales. Estos incluían ráfagas de estática electrónica para silenciar las señales, hackeos furtivos para falsificar las transmisiones de datos y maniobras para desviar las órbitas.

Los equipos defensores se apresuraron a identificar las fuentes, restaurar la funcionalidad y adaptar las tácticas en medio de la niebla del caos simulado.

El espacio orbital sirvió anteriormente como un dominio pacífico para ayudas a la navegación, recopilación de inteligencia y enlaces rutinarios entre fuerzas.

Esa ilusión se ha desvanecido a medida que los países han comenzado a explorar armamento espacial que podría convertir a los satélites en objetivos prioritarios. Los estrategas militares ahora ven el cosmos como un territorio propicio para el sabotaje.

Adversarios como China y Rusia han invertido recursos en herramientas que amenazan los activos estadounidenses sin dejar rastros de escombros. Para mediados de 2025, China había ejecutado docenas de misiones orbitales, desplegando más de cien nuevos objetos para probar tecnología de agarre y bloqueadores de señales.

Rusia, mientras tanto, ha experimentado con opciones nucleares y perseguidores coorbitales que podrían seguir o inutilizar naves enemigas, lo que alimenta los temores de una rápida escalada.

Los expertos señalan que estos avances avanzan a una velocidad alarmante, superando las defensas occidentales y con el riesgo de una cascada de fallos de satélites.

La Fuerza Espacial, establecida hace apenas seis años, está explorando tácticas para afrontar estos nuevos desafíos. Ejercicios como Resolute Space 2025 refuerzan las capacidades de EE.UU. mediante doctrinas flexibles y el trabajo en equipo entre las distintas fuerzas armadas, imprescindible para contrarrestar estas amenazas en constante evolución.

Una clara ventaja reside en la amplitud de la operación, que involucra unidades conjuntas y aliados internacionales para imitar tácticas del mundo real bajo presión. Al combinar hardware real con amenazas virtuales, los instructores descubrieron puntos ciegos en las cadenas de detección y toma de decisiones.

Los Guardianes de la Fuerza Espacial envían un mensaje firme a los rivales de Estados Unidos: la posición elevada ya no está libre de disputas y Estados Unidos tiene la intención de conservarla.