PREOCUPANTE: La deuda de los hogares en EEUU acaba de romper todos los records

PREOCUPANTE: La deuda de los hogares en EE.UU. acaba de romper todos los récords

La economía estadounidense enfrenta una tormenta silenciosa que amenaza con hacerse insostenible: la deuda de los hogares alcanzó los 18,59 billones de dólares en el tercer trimestre de 2025, la cifra más alta de toda la historia del país. Este récord, sin embargo, no refleja prosperidad, sino desesperación. Los estadounidenses siguen gastando, pero no porque vivan mejor, sino porque no tienen otra opción ante el costo de vida disparado, los intereses exorbitantes y la eliminación de los subsidios que la administración Biden había instaurado durante la pandemia.

En apenas tres meses, la deuda creció 197.000 millones de dólares. Las hipotecas lideran el aumento con más de 13 billones, mientras que las tarjetas de crédito alcanzaron un nuevo récord de 1,23 billones, y los préstamos estudiantiles otro récord de 1,65 billones. A esto se suman 1,66 billones en préstamos de autos, un sector que también empieza a mostrar señales de impago. Detrás de estos números está un drama cotidiano: millones de familias que viven con tarjetas al límite, rentas atrasadas y deudas universitarias imposibles de pagar.

El dato más alarmante es el crecimiento de los retrasos en los pagos, el más alto desde 2020. En los préstamos estudiantiles, la morosidad es histórica: solo uno de cada tres prestatarios está al día. Durante la pausa de pagos decretada en la pandemia, muchos jóvenes se endeudaron más pensando que habría otra condonación. Pero las promesas se esfumaron. La realidad llegó con la factura completa.

Mientras tanto, la inflación acumulada durante los años de Biden dejó una herida que no cierra. Aunque las tasas de inflación bajan lentamente, los precios no retroceden. Los intereses de las tarjetas de crédito superan el 24%, las hipotecas rondan el 7%, y el costo de la vivienda ha aumentado más del 40% desde 2018, frente a salarios que solo crecieron 28%. El alquiler se disparó un 22% y la educación universitaria sigue fuera del alcance de la clase media, con costos que se multiplicaron desde 1980.

El impacto se concentra entre los 30 y 59 años, la franja de edad más activa económicamente, que carga con hijos, hipotecas y deudas múltiples. Mientras los ricos siguen consumiendo sin freno y accediendo a crédito preferencial, la clase media y los jóvenes viven cada mes como una carrera de supervivencia. Los millennials y la Generación Z dedican una proporción récord de su salario a la vivienda, y siete de cada diez jóvenes inquilinos luchan para pagar la renta completa.

El modelo de gasto promovido por el progresismo económico de Biden ha tenido un efecto devastador en la sostenibilidad financiera del ciudadano común. El crédito fácil y el estímulo artificial solo postergaron el ajuste. Hoy, la deuda familiar se ha convertido en un monstruo que amenaza la estabilidad del país. Cada aumento de las tasas de interés del Banco Central golpea más fuerte a quienes viven del salario, no de las inversiones.

Sin embargo, la esperanza no se ha extinguido. Gracias a las políticas de control fiscal, reducción impositiva y estímulo productivo impulsadas por la administración de Trump, la inflación ha comenzado a moderarse y el mercado laboral se mantiene en pie. El contraste es claro: mientras los demócratas promovieron gasto público sin control, los republicanos defendieron la responsabilidad económica y la soberanía del consumidor frente a los abusos financieros.

Lo que Estados Unidos necesita ahora no son más subsidios, sino políticas reales de alivio a las familias trabajadoras, incentivos al ahorro y reducción de la carga fiscal. El país más poderoso del mundo no puede seguir construyendo su futuro sobre una montaña de deuda personal.

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