El Papa León XIV canonizó a los primeros santos venezolanos

El Papa León XIV canonizó a los primeros santos venezolanos

El 19 de octubre de 2025, el Papa León XIV canonizó oficialmente a los primeros santos venezolanos: José Gregorio Hernández, conocido como el médico de los pobres, y María del Carmen Rendiles Martínez, fundadora de las Siervas de Jesús. Este hecho marca un hito histórico para la fe católica en Venezuela y en toda América Latina.

La canonización es mucho más que una ceremonia. Significa el reconocimiento de virtudes heroicas, la autorización del culto público universal —ya no solo local como en el caso de los beatos—, la inclusión en el calendario litúrgico y la legitimación de su intercesión ante Dios para todos los fieles. Además, es un acto infalible del Papa, una declaración solemne de que esas almas están en el cielo. Es, por tanto, un signo de esperanza y de santidad alcanzable, incluso en tiempos difíciles.

Sin embargo, el régimen de Nicolás Maduro no tardó en intentar politizar el acontecimiento. Desde Caracas, el chavismo buscó apropiarse del evento, presentándolo como un supuesto “respaldo divino” al régimen y convirtiéndolo en un asunto de Estado, con discursos y transmisiones oficiales cargadas de propaganda.

La Iglesia Católica venezolana respondió con firmeza. El cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Caracas, denunció la pobreza extrema, la militarización del país y la opresión del pueblo, recordando que la santidad de José Gregorio y de la Madre Rendiles no puede usarse para legitimar el autoritarismo. La reacción del régimen fue inmediata: Maduro acusó al cardenal de “conspirar contra el santo Hernández”, en una muestra más del intento de silenciar la voz profética de la Iglesia.

En Roma, el cardenal Pietro Parolin, exnuncio en Venezuela y actual secretario de Estado del Vaticano, condenó durante la homilía las injusticias sociales y pidió la liberación de los oprimidos. Su mensaje fue interpretado como un respaldo al clero venezolano y un recordatorio de que la fe no se somete a los intereses del poder político.

La llamada “Fiesta de la Santidad” prevista en Caracas fue finalmente cancelada por razones de seguridad, aunque fuentes del arzobispado sostienen que la verdadera causa fue el intento del régimen de controlar el acto como evento político. Para la Iglesia, la santidad no es postureo ni propaganda, sino testimonio vivo de fe, esperanza y caridad.

El socialismo del siglo XXI, en su versión venezolana, busca instrumentalizar la fe para consolidar su narrativa ideológica, pero la Iglesia resiste, fiel a su misión: anunciar el Evangelio, denunciar la injusticia y acompañar al pueblo. En un contexto de presión internacional y con presencia militar estadounidense cerca de las costas venezolanas —debido al interés energético—, esta canonización reaviva un choque histórico: una Iglesia profética frente a un régimen autoritario.

La canonización de José Gregorio Hernández y María del Carmen Rendiles no es solo un acto religioso; es un mensaje universal: la santidad no pertenece al poder, pertenece al pueblo fiel.

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