El Nahual de Yucuyaní

9 days ago
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La Sierra de Yucuyaní guardaba secretos antiguos entre sus montañas brumosas. Raúl y Sofía habían encontrado refugio en una cueva ancestral, donde símbolos náhuatl cubrían las paredes de piedra. Llevaban tres meses escondidos, viviendo como animales salvajes.

Pero el Mencho no olvida.

Aquella madrugada, el rugido de los helicópteros militares rompió el silencio. Raúl despertó con el instinto del nahual gritándole peligro. Desde la entrada de la cueva, vio el despliegue: cuarenta camionetas blindadas subiendo por los caminos de terracería, rodeando la montaña como serpientes de acero.

"Nos encontraron," gruñó, su voz mitad humana, mitad bestial.

Sofía se levantó, sus ojos ya no mostraban miedo. En tres meses junto al monstruo, ella había cambiado. Su piel pálida ahora lucía tatuajes rituales. Había bebido de la misma oscuridad que él.

"¿Cuántos?" preguntó con voz fría.

Raúl olfateó el aire. Su sentido animal le revelaba la verdad horrible: "Trescientos cuarenta y cuatro sicarios del CJNG. Y un batallón completo del Ejército Mexicano."

El Mencho había hecho un pacto con los militares corruptos. Querían al hombre-cerdo vivo o muerto. Preferiblemente despedazado.

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